jueves, 6 de septiembre de 2007

Razón: al servicio del deseo

Vacío es el razonamiento mientras no se llenen las premisas. Pura forma, enorme nada queda en el actuar (ojalá libre) si sólo tenemos la razón... nada sólo evitable por el relleno de nuestros deseos.

Sólo los fines que deseamos son conocidos de manera inmediata en el ámbito de la decisión... solo la voluntad puede formar parte de la premisa original para la razón. Todo lo demás no son más que irracionales apuestas (sensaciones, recuerdos, sueños) que colocan nuestros fines en el mundo apostado, quedando la razón como el autómata que decide la jugada para conseguir lo buscado.

Nada puede decir la razón de los fines; su ámbito queda relegado a los medios. Medios que pueden confundirse con fines... fines de los que no se puede garantizar su coherencia. ¿Deberemos apostar por ella?

1 comentario:

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Ahora que leo este blog tengo una extraña sensación de espejo.