viernes, 31 de agosto de 2007

Voluntariosos voluntariamente... o no.

El conocimiento de nuestra existencia nos lleva a reconocer de manera inmediata, e incluso como intrínseco al existir humano, nuestra voluntad, nuestro querer realizar(nos). Después, infinitamente después, como simple herramienta al servicio de la voluntad, nos permite vislumbrar (con su uso) la razón.

Razón que no puede dar razón de la voluntad, pues ésta le trasciende. Razón que aun así no puede dejar de preguntarse:

¿Seré yo esa voluntad o simplemente soy capaz de conocerla sin participar de ella?
¿Será esa voluntad libre o vendrá determinada por normas externas?

Preguntas al aire que resuenan como eco incapaces de encontrar respuesta. Búsqueda tan incómoda como estéril que provoca la huida hacia adelante, respondiendo y aceptando la respuesta como si de una iluminación (y no como una apuesta) se tratase, y guardando las preguntas en el cajón más remoto de la razón. Su oscuridad no evita su insistencia:

¿Somos voluntariosos? ¿Voluntariamente?

No hay comentarios: