Y en el principio (del discernir de cada hombre) fue la existencia. Nada hay en nuestro entendimiento que pueda afirmar más que nuestro propio existir y aquello que penda directamente de nuestra existencia (nuestra razón... o nuestros sueños, que, sean o no verdad, forman parte de nuestro ser). Todo lo conocible es sólo el principio. Lo demás sólo puede ser apuesta...
Apuestas razonadas o incoherentes, apuestas elegantes o zafias, apuestas sinceras o puro engaño (autoengaño, siempre autoengaño, pues no son engañables las apuestas)... apuestas que quizá ni siquiera sean nuestras, que quizá únicamente se nos permita conocerlas.
¿Y la esencia? Oculta a la razón, sólo puede ser una apuesta más. Esencia dada o autofabricada, esencia previa o posterior a la existencia, esencia individual o colectiva... no puede ser más que apuesta. Apuesta de la que cuelgan necesariamente el bien y el mal... ¿quién puede no apostar?
No apuestes, y ya habrás apostado...
martes, 28 de agosto de 2007
Apuestas esenciales
Publicado por Iván Moreno en 5:56
Etiquetas: apuesta, esencia, existencia
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