Detrás de fines subjetivos, sólo ética subjetiva puede hallarse. La razón, por sí sola, no puede más que certificar dicha realidad.
Pero tampoco nada en la razón puede concluir que la subjetividad sea dueña de todos y cada uno de nuestros deseos. ¿Algo impide que nuestra naturaleza, nuestro origen, nos otorgue a todos los participantes de este extraño mundo una finalidad común?
La existencia del bien objetivo, más allá de la razón, se convierte de nuevo en apuesta. Apuesta que, a lo mejor, es menos relevante de lo que nuestro instinto desea.
miércoles, 14 de noviembre de 2007
Sobre la universalidad de los fines
Publicado por
Iván Moreno
en
2:47
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Etiquetas: fines, objetividad, razón
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