lunes, 6 de octubre de 2008

La moral no se experimenta: se intuye

Pretender, normalmente como autoengaño, derivar la moral de la experiencia es uno de los grandes errores de nuestros falsamente empíricos días.

La experiencia únicamente es un medio más para que la razón, tomando como base el más hondo querer, fundamente el actuar. Pero la moral habita en ese querer, en la voluntad última, en la más profunda intuición o repulsa.

La ciencia tal vez, y siempre que el ser humano no trascienda la experiencia, podría decirnos qué desea cada cual en cada momento: podría determinar la moral instantánea de cada individuo. Pero nada podrá decir sobre la moral. Ésta nunca dejará de ser una apuesta... necesariamente personal, aunque no por ello se pueda negar que exista una moral universal.

Hume ya separó el ser del deber ser. Separó la experiencia de la moral. Seguramente no fuera empirista.